Nuestro amigo, el Cinematógrafo nunca habría podido nacer sin que los procesos de captación y fijación de imágenes, de su hermana, la fotografía, hubieran alcanzado la madurez.
Pero antes del Cinematógrafo cómo tal, ya hubo varios inventores trabajando en sistemas de reproducción de imágenes en movimiento. Sin embargo, fueron dos nombres concretos los que dominaban el enfrentamiento por conseguir la patente: Thomas Alva Edison y los hermanos Lumiérè.
Imagen promocional Kinetoscopio de Edison |
Edison, fue el perdedor de esta lucha, su invento, el Kinetoscopio presentado públicamente en 1893, de un gran volumen, reproducía imágenes en movimiento, pero sólo podían ser vista por un visor incorporado al aparato, por lo que el visionado era individual, no enfocado a un público.
Popularizó las salas de Kinetoscopio, que se instauraron en Nueva York y que funcionaban con una moneda de cinco centavos a finales de la década de los 90. El aparato mostraba películas de apenas veinte segundos: bailes, payasos, recreaciones de sucesos históricos, números de magia, musicales, etc. Destaca particularmente una copia de una escena teatral que tituló `El beso', y que podemos ver aquí:
Aunque sin duda Edison fue un hombre brillante, no entendía el cine como un espectáculo de masas, quizá por eso su Kinetoscopio se vió relegado como el precursor del cine.
Y llegaron los Lumiérè comiéndose el mundo. Auguste y Antoine Lumiérè, presentaron por primera vez su proyecto al público el 28 de diciembre de 1895, en el Salón Indien del Gran Café de París.
Las primeras imágenes que proyectaba el Cinematógrafo en el pequeño salón causan hasta temor entre los espectadores presentes, alguno de los cuales al ver La llegada del tren a la estación creyeron que se iba a salir de la pantalla y llegaron a levantarse del asiento.La diferencia con el Kinetoscopio es que establecieron un sistema de proyección en pantalla de una película de 35 mm a unos 16 fotogramas por segundo. LLegaba el cine de masas.
Los Lumière, que tenían una industria fotográfica en Lyon, habían trabajado con el kinetoscopio de Edison a partir del cual desarrollaron su proyecto y han pasado a la historia como los inventores del cine. Sin embargo, en realidad, no inventan nada, tienen el mérito de combinar varios acontecimientos, obteniendo un producto muy competitivo.
Algunos de los títulos que se fueron proyectando son: La salida de los obreros de la fábrica, El desembarco de los congresistas en Lyon, El desayuno del bebé, El regador regado, o los primeros “trucos” en el Derribo del muro.
Sorprendentemente, en 1900 dejan de producir películas, tal vez porque no están preparados para el cine de ficción, que después crearía Meliés. El cine de los Lumiérè es un cine de vocación documental, pero no un cine descuidado en el que la cámara se sitúa sin pensar para captar lo que sea, sino un cine en el que la cámara sustituye al ojo del espectador y selecciona dónde y qué se muestra.
En definitiva, los Lumiére asentaron las bases de lo que hoy sería el cine documental como tal, y su inteligencia presentando el cinematógrafo como un producto para el público, no individual, hizo que supusieran el inicio del espectáculo de masas de las grandes pantallas.
Os dejamos con dos escenas míticas del cine `lumièré´: El desayuno del bebé y La llegada del tren a la estación.
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